El esfuerzo presente y futuro debe dirigirse
a conocer y afianzar el proceso de
elaboración de la "memoria social
y colectiva de la región" con elementos
aportados por experiencias como las
del portal www.orinoquiacolombia.org
y por otras que deseablemente podrían
desarrollarse. Por otra parte, se
recomienda continuar analizando los
mecanismos culturales de adaptación
de las comunidades indígenas que les
permiten su ajuste a diferentes situaciones
y en últimas a su supervivencia; así
como desarrollar estudios etnológicos
y antropológicos acerca de la economía
campesina en el llano, (el veguero
, el colono), sobre el hato llanero,
(el veguero, el conuquero, el colono)
y de sus relaciones y transformaciones
ante el desarrollo de la ganadería
intensiva y de la agroindustria, procesos
característicos del área del piedemonte
de Casanare, Meta y Arauca.
No está por demás señalar el imperativo
representado en la necesidad de diseñar
proyectos de investigación acerca
del impacto económico, social y cultural
de la economía de producción de estupefacientes
- especialmente de los laboratorios
para el procesamiento de la cocaína
- y de los fenómenos del paramilitarismo
y de la guerrilla en toda la región.
La historia colectiva de la diáspora
a que han sido sometidos pueblos de
campesinos, de colonos y de indígenas
durante los últimos cincuenta años
del siglo XX está aún sin elaborar
ni analizar; bien conocemos de los
riesgos que han corrido y corren los
investigadores dedicados a aucultar
la realidad del desplazamiento forzado
y de la violencia de todo tipo.
La sociedad regional se encuentra aún en
formación: el proceso de mestizaje
entre el colono y las étnias locales,
iniciado hace muchos años, aún no
ha terminado; el efecto de la colonización
reciente de migrantes de ciudades
y de otras áreas afectadas por la
violencia que buscan, como el conquistador
del Siglo XVI El Dorado que mejore
sus vidas, ha tenido funestos efectos
para el medio ambiente.
Allí
estan asentados - a la orilla del
Meta, de los demás ríos y sus afluentes,
en bosques y sabanas - colonos, campesinos
e indígenas agobiados por años de
violencia y pobreza. La ola creciente
de violencia afecta la estructura
demográfica regional desplazando a
población que había llegado allí hace
15 o 20 años refugiándose de la violencia
en el interior.
Los asentamientos urbanos, algunos de ellos,
restos de las villas y pueblos coloniales,
acusan enormes carencias en servicios
sociales básicos, equipamiento urbano,
servicios públicos y vías. Las pocas
estadísticas que existen sobre las
condiciones de salud y de nutrición
de estas áreas son escalofriantes.
La cobertura de otros servicios sociales
como la educación es precaria. La
brújula debe mostrar, en primer lugar,
el norte de una vida digna para ellos
y un mejor futuro para los niños que
vivan allí en el siglo XXI.
Es imperativo buscar en las mentes
y en el espíritu una gran voluntad
para que ese sueño se haga realidad:
Para ello no bastan las directrices,
los decretos y constituciones que
refuerzan la pluralidad cultural,
la entidad territorial y el respeto
a la vida; estos, se tienen hoy a
la mano pero dichos principios deben
hacerse realidad.
Grupos indígenas Sikuani, Piapoco,
Achagua y Sáliba - entre otros - han
visto sus territorios intervenidos
al extremo de encontrarse hoy en zonas
de refugio. Un inmenso esfuerzo se
ha hecho para organizar resguardos
y reservas que les permitan un medio
de subsistencia. Unos trabajan en
los hatos aledaños, algunos - atraídos
por el dinero fácil - colaboran en
producir estupefacientes. Otros, afortunadamente
y mediante inmensos esfuerzos están
recuperando sus tradiciones, su lengua
y su identidad: ahora los hemos visto
en jalecumás donde asisten con "la
pinta del jaguar" dibujada con onoto
en sus rostros y cuerpos; hoy escriben
cartillas en sus propias lenguas y
existen maestros bilingues en algunas
escuelas. Pero ello no es suficiente.
Ante la reciente ola de violencia
muchos grupos de familias indígenas
han migrado a Venezuela.
La organización de las Entidades Territoriales
Indígenas ETIS, siguiendo los fundamentos
de la Constitución de 1991 es la última
oportunidad que poseen para poder
sobrevivir a quinientos años de dominación.
Las ETIS permitirán una autonomía
política y administrativa para que
las étnias designen sus propias autoridades
"segun sus usos y costumbres." Desafortunadamente,
el hombre blanco aún no comprende
ni entiende la forma de vida e ideología
del indígena; no ha comprendido el
manejo suigéneris que ha hecho de
las planicies aluviales, del bosque
y de la sabana para la horticultura,
la cacería y la recolección. Desafortunadamente,
ya han corrido diez años de la promulgación
de la Constitución del año 1991 y
el legislativo no se ha pronunciado
respecto a una ley de ordenamiento
territorial.
La evolución milenaria de estas sabanas
han contribuído a que en ellas existan
condiciones de clima, suelo, fauna
y vegetación muy especiales; el hombre,
con su intervención desmedida ha causado
problemas ecológicos notorios que
debemos tratar de resolver y aminorar
prontamente.
Las cuencas andinas de la mayor parte
de los ríos que bañan estas sabanas
han sido deforestadas de manera inmisericorde;
donde hace unos veinte años veíamos
bosques de vertiente, hoy el paisaje
desolador nos muestra las entrañas
de las montañas derrumbándose encima
de unas mal llamadas carreteras construídas
para aplacar los ánimos de una población
que reclama y merece algo mejor.
Gran parte de los bosques de galería de
las sabanas del Vichada ya han sido
intervenidos y las sabanas acusan
un deterioro debido a la quema indiscriminada;
los suelos pobres con alto contenido
de minerales no permiten una intervención
y un uso de praderas tal como ha sido
concebido para otro tipo de zonas
planas. El efecto de la presión de
los rebaños de pastoreo sobre las
sabanas y sus ambientes debe ser examinada
con detenimiento.
De los bosques piedemontanos y de
la selva orinoquense se siguen explotando
maderas ante la mirada indiferente
de administradores de parques y reservas;
la caza indiscriminada de especies
de la fauna ha conllevado a que varios
tipos de animales esten en proceso
de extinción, entre estos la danta,
el venado, multitud de aves, la tortuga
terecaya, la nutria, el caimán negro
del Meta, para no citar sino unos
pocos ejemplos. La pesca excesiva
y la exportación de peces ornamentales
para acuarios se adelanta sin ningún
tipo de control, como si estos recursos
fuesen a durar para siempre. La caza
y la pesca deportiva la adelantan
grupos y empresas extranjeras que
no contribuyen a las localidades y
más bien sí agotan los escasos recursos.
Desafortunadamente son escasas las empresas
de reforestación con especies autóctonas
o con árboles que no deterioren el
medio; el inventario de especies vegetales
con futuro valor industrial, químico,
maderable y alimentario es promisorio.
Sin embargo, la mentalidad andina
sigue perseverando en manejar y administrar
las sabanas naturales ignorando criterios
ambientales e introduciendo especies
- como el pino caribea - cuyo efecto
ya es conocido en Venezuela.
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